El video performance Sujeta nace bajo la preocupación de entender el cuerpo de mujer, distante de la normativa social, en este sentido lo femenino y lo heterosexual son dos detonantes que funcionan como conceptos que estructuran un mecanismo de poder en los cuerpos, generando una ambivalencia entre lo que se desea y lo que socialmente se debe ser.
Ser mujer en un sistema patriarcal cristianizado, dificulta reconocerse y afirmarse desde los propios deseos. Ambos videos Performance surgen en este contexto: cuando identifico que mis deseos y atracciones sexuales no encajan dentro de los lineamientos normalizados por un entorno cristiano y conservador, la conciencia de mis deseos tiene una repercusión de ansiedad, miedo y autocensura, emociones que alimentan una acción performática de larga duración, donde elementos como el tejido, el espacio y el cuerpo, actúan como un conjunto de elementos que metaforizan al cuerpo de mujer obstruido por un agente externo, pero también por fuerzas internas.
La acción performatica puede leerse desde la auto referencialidad, pero se conecta social y actualmente a todos los relatos de mujeres que por su condición de mujer han sido definidas con unos roles de género específicos que muchas veces actúan como agentes que reprimen y limitan el cuerpo y la acción de la mujer, configurando su acto represor desde la intimidad, ya que es desde la intimidad donde se estructuran los hábitos de comportamientos normalizados. Afonía y Sujeta señalan el espacio íntimo como un lugar importante donde se formalizan las relaciones de poder y los roles de una sociedad.
Considero sujeta una acción pacifica porque no me devuelvo violentamente contra la institución sino por el contrario a través del performance demuestro que mi cuerpo es capaz de resistir y redefinir desde el acto poético.